Los 839 templos de Shetrunjaya


El avión llega a  las 7:45 estoy en Palitana en la Expedición a la India Remota de Nomad Expediciones Fotográficas.  En el aeropuerto me espera Vijay,  el conductor que me acompañará durante todo el viaje.  42 años, delgado, atlético, facciones agradables. Esta vestido con uniforme gris, de manga corta. Lleva un bigote estilo hindú, con las puntas ligeramente hacia arriba. (A lo largo de cientos de kilómetros y decenas de horas en varios viajes, Vijay ha llegado a convertirse en un buén amigo)


Voy en el coche a Palitana. La población, pequeña, es importante por sus templos Jainistas: 839 en lo alto de una Montana a la que se accede por 3.600 escalones. Sin ascensor..
Duermo en una casa rural, impecable,  limpia y acogedora, en la falda de la montaña.  Algo así como un albergue con encanto de los del Camino de Santiago, pero con algún toque hindú. Habitación sencilla, colonial, con terraza y sillón-mecedora .Vistas a la montaña.









Soy el único cliente. Es época de monzón , me explican. Hasta octubre no viene nadie.

En la ascensión no habrá agua embotellada, me proveen de una botella y un plátano. Todo va a una mochila pequeña junto con el equipo fotográfico. Van a ser 3.600 escalones  de subida y otros tantos de bajada. En las ultimas 48 horas he cogido cuatro vuelos (no tengo costumbre) y dormido en total 8 horas, cuatro de las cuales en un avión (tampoco tengo costumbre).

Son ya las 10 de la mañana y es una hora poco habitual para subir con 35 grados y 85% de humedad. Aquí se sube de madrugada para sortear el calor y algunos lo hacen ....¡en palanquín

Dos o cuatro porteadores (depende del peso del cliente)  transportan a la clientela sentada.


En el modelo de dos porteadores el cliente va sobre una tabla de madera , en cuclillas. La tabla va sujeta por cuatro extremos y fijada a una gruesa vara de madera. Un porteador delante y otro detrás soportan la vara sobre uno de sus hombros . En el de cuatro la silla es como las de las playas horteras, aluminio y rejilla de plástico, sujeta a dos gruesas varas paralelas que soportan entre cuatro los porteadores, uno a cada extremo. Como en las películas de los chinos Pekineses.... Y así, 3.600 escalones .





Los porteadores están en el arranque de la montaña  y otros se van situando a lo largo del recorrido proponiéndote el "Doli" (asi se llama el palanquín) y tentándote con precios  variables en función de lo que te queda por llegar, la hora y la cara de agotamiento que muestres.

Escalón 2.000.  Sigo andando. Me he empeñado en no aceptar el palanquín. Creo que lo voy a dejar....  Luego me acuerdo de las etapas del Camino de Santiago,  y me digo que no he venido hasta aquí para  que me suban en "Doli". Lo cierto es que estoy sofocado. El cansancio del viaje, el madrugón - me he despertado a las 2:45 para coger el avión que me trajo aquí - el equipo, el calor, la humedad.  Subo prácticamente solo debido a la hora del día.  Dos peregrinos vestidos como van los Jain , totalmente de blanco,  bajan . Nos cruzamos y me hacen la señal del pulgar para arriba..


Escalón 2.500.  Alcanzo a un par de peregrinos. Van descalzos.
Unas gotas (la ventaja de la calva) y me digo que esto va a estallar.
Es la montaña, India y época de monzones.

Cubro la mochila con una cubierta de  plástico ad-hoc...  En 5 minutos empieza la tormenta. Me calo hasta los huesos. Un cobertizo en un rellano me proporciona cobijo. Dentro hay una ocho personas. Solo dos con aspecto de peregrinos (no soy capaz de captar las diferencias) el resto parecen vendedores de agua, o de cualquier otra cosa.  Nadie se mueve y sigue cayendo el agua. Decido seguir subiendo.


Escalón 3.000. Ya veo alguna construcción. Se me quita el cansancio. Sigue lloviendo y, por si fuera poco, una bruma cubre todo. Estoy completamente solo. El camino se bifurca, tiro por el de la derecha que es, según había leído anteriormente, el que me lleva a la parte mas alta. Continúo andando. Carteles en Hindi. Entre la bruma empiezo a atisbar sombras de templos. Es impresionante la sensación de  pequeñez. Únicamente he sentido algo así la primera vez que vi Angkor Wat , a las 5 de la mañana y en total soledad... 

Sigue lloviendo. la soledad y la bruma lo cubre todo. De vez en cuando se abre por la izquierda . El espectáculo que se adivina no se puede describir.

Un guardia aparece trás un cobijo en la entrada de un templete. Me señala el calzado. (calzado que no es de cuero. Los Jain no permiten que nos vistamos con pieles, respetan la vida animal)  ¡No me había dado cuenta que habia entrado en la zona de templos calzado! Me los quito y sigo andando, chapoteando en un pequeño mar recién creado , con unos calcetines que resultan inútiles trás el primer resbalón.



Arrecia cuando he llegado a la parte mas alta  haciendo fotos de brumas  - tengo la cámara dentro de una especie de bolsa de plástico- y se acerca otro guardia acompañado de un amigo. Aspecto patibulario (los guardias por estos sitios no generan demasiada confianza, todo hay que decirlo). Me pide el permiso fotográfico y le tiendo una masa de color azul: bola de "papier maché" que antes fuera el permiso. Lo reconoce, el color le tranquiliza,  me da el visto bueno.  Hablamos - mas bien gesticulamos - le hago una foto y me pide, directamente "Baksish" (propina/soborno). Le tiendo 30 rupias -baksish de turista por lo desproporcionado- y me proporciona la primera sonrisa. Ya tengo un amigo con autoridad en la zona....


El panorama se tranquiliza. La bruma se despeja. Lluvia y viento desaparecen.

Estoy empapado, sigo solo, la vista es extraordinaria, sale el sol y tengo un amigo guardia en el templo. Me resultara de utilidad mañana, cuando vuelva a ascender.

Nota: he salvado el dinero, las tarjetas de crédito y pasaporte. Todo lo llevaba protegido con fundas de plástico. El dinero que va en el cinturón de Indianajones esta empapado pero lo he secado en el hotel.

Escrito a las once de la noche en Bhuj, capital del Kutch tras volver de los territorios de la frontera con Pakistán  (Suena tan bien que no he podido resistirme a escribirlo)..